Las estrigolactonas son unas hormonas vegetales recientemente descubiertas que están implicadas en la inhibición de la ramificación de la raíz y del ápice de las plantas, en la germinación de las plantas parásitas y en el establecimiento de simbiosis entre las plantas y los hongos formadores de micorrizas arbusculares.

Hormonas vegetales: las estrigolactonas (SLs)

  1. Qué son las estrigolactonas
  2. Tipos de estrigolactonas
  3. Funciones de las estrigolactonas

Qué son las estrigolactonas

Desde mediados del siglo XX se sabía que las estrigolactonas eran unos compuestos que eran sintetizados en las raíces de las plantas y que estas exudaban en la rizosfera para atraer hongos y facilitar el desarrollo de simbiosis endomicorricica, así como con rizobacterias del género Rhizobium. Las estrigolactonas deben su nombre a su capacidad para estimular la germinación de las semillas de la planta parásita Striga spp. conocida vulgarmente como la «bruja» y a que en su estructura química poseen dos anillos de lactona. Son un tipo de hormonas vegetales evolutivamente muy antiguas, con estructura heterocíclica (los heterociclos son estructuras cíclicas que contienen átomos distintos del carbono, como oxígeno, azufre, nitrógeno, etc.) que pertenecen al grupo de las lactonas terpénicas y que son sintetizadas a través de la ruta de metabólica de los carotenoides. Al igual que el resto de hormonas vegetales son compuestos capaces de ejercer su función a muy bajas concentraciones y también se caracterizan por poder ser transportadas a través de la planta a largas distancias.

Tipos de estrigolactonas

Formas químicas de las estrigolactonas

Funciones

Estas hormonas están implicadas en diversos procesos que afectan al metabolismo vegetal, como la elongación y ramificación del tallo, el engrosamiento de este y el desarrollo del sistema radicular, tanto a nivel primario como secundario. Actúan de forma similar a las auxinas y de forma antagónica a las giberelinas; favorecen la elongación tanto del tallo como de la raíz principal, impiden la brotación de las yemas laterales y de las raíces secundarias y promueven la aparición de raíces adventicias. Estas sustancias son fundamentales a la hora de la adaptación de las plantas a deficiencias nutritivas de nitrógeno y sobre todo de fósforo. Actúan como promotoras de la simbiosis entre las plantas y los hongos formadores de micorrizas arbusculares (moléculas señal) y como estimulantes de la germinación de las semillas de las plantas parásitas.

Las plantas parásitas atacan cultivos comerciales causando pérdidas de rendimiento importantes; son muy específicas y solo germinan cuando detectan compuestos específicos prevenientes de sus anfitriones por exudaciones radiculares. Las señales químicas más comunes para la germinación de las plantas parásitas son las estrigolactonas y las lactonas sesquiterpénicas. Pero su gran potencial es su potente poder enraizante cuando actúan conjuntamente con las auxinas, aumentando el desarrollo de los pelos radiculares, sus ramificaciones y el número de raíces adventicias generadas. También pueden ser empleadas de manera exógena para mejorar la resistencia a la sequía y a la salinidad.