Los extractos de plantas.
Cada día existen más evidencias científicas acerca de la utilidad de los extractos vegetales y la alternativa que estos presentan frente a los productos de síntesis química a la hora de tratar a las plantas de nuestros huertos y jardines. En este primer artículo vamos a mostraros los principales procesos de obtención de estas pócimas mágicas.
1.- Como se defienden las plantas.
2.- Qué son los extractos vegetales.
1.- Como se defienden las plantas.
Si las plantas no hubieran desarrollado mecanismos de resistencia frente a las agresiones hoy en día la tierra se asemejaría a la superficie lunar. Desde que las plantas se lanzaran a conquistar la tierra allá por el periodo Carbonífero hace más de 400 millones de años se han encontrado con las plagas y enfermedades y esta relación tan larga ha dado lugar a mecanismos de defensa que han propiciado su existencia desde entonces. Debido a que las plantas no pueden salir corriendo frente a una agresión han desarrollado mecanismos de defensa únicos, tales como la síntesis de biomoléculas capaces de protegerlas frente a los patógenos.

2.- Qué son los extractos vegetales.
Los extractos vegetales son mezclas de biomoléculas de origen vegetal que por sí solas no serían efectivas, pero combinadas suponen una barrera muy efectiva frente los patógenos, tanto por sustancias que actúan directamente contra los patógenos, como por otras que actúan como fitofortificantes. Estos extractos, al contrario de las sustancias químicas, no crean resistencias entre los patógenos debido a que su forma de actuación es paulatina y no de choque ya que no buscamos su total eliminación si no su control, con lo que no se obliga a los patógenos a mutar y crear razas resistentes, como si hacen los químicos. Así mismo conseguimos no influir en la población de insectos auxiliares. Además, los extractos vegetales son totalmente biodegradables y no tenemos que dejar plazos de seguridad para poder comer nuestras frutas y hortalizas. Pero con este tipo de productos hay tener en cuenta cinco aspectos fundamentales:
- Si nuestra planta no está en las condiciones idóneas de cultivo, la aparición de plagas y enfermedades puede ser un mensaje que nos envía ella para que solventemos cuanto antes este aspecto.
- La perseverancia es fundamental; no pensemos que con un tratamiento hemos resuelto el problema.
- Debemos aplicar los tratamientos con las plantas adecuadas y en el momento idóneo.
- No debemos mezclar tratamientos contra patógenos con tratamientos revitalizantes; primero controlar los patógenos y después recuperar la vitalidad de la planta.
- Debemos usar aquellas plantas que tengamos a mano y ojo con las mezclas de distintas especies.
Pero entonces, ¿por qué algunas plantas terminan muriendo?; la respuesta es PREVENCIÓN. Los extractos vegetales deben ser usados preventivamente, bien aplicando los fitofortificantes con regularidad para mantener los niveles “inmunitarios” de la planta en niveles aceptables, así como aplicar las moléculas destinadas a combatir los patógenos al primer síntoma de infestación.
3.- La fermentación.
Una fermentación es un proceso de oxidación incompleta que no requiere de oxígeno (en nuestro caso es imprescindible su presencia) para que se produzca, y cuyo resultado es una sustancia orgánica. Es un proceso de tipo catabólico, es decir, de transformación de moléculas complejas a moléculas sencillas. Los extractos de plantas fermentadas son los más interesantes ya que en su elaboración no solo intervienen las plantas y sus componentes, sino también la acción de enzimas y bacterias. Pero para obtener un producto que merezca la pena debemos seguir los siguientes pasos:
- El agua. La mejor es el agua de lluvia ya que carece de elementos minerales que puedan interferir en los procesos que veremos más adelante. En su defecto usaremos agua del grifo, pero la dejaremos al aire libre en un cubo de plástico al menos una semana para que se elimine el cloro por acción del sol; el cloro es un potente oxidante que interfiere de forma negativa en los diferentes procesos de tratamiento de los restos vegetales. Así mismo, el pH demasiado alcalino nos indica la presencia de bicarbonatos de calcio que taponan los estomas y para evitar esta interferencia usaremos aguas de pH entre 5 y 7. A tal efecto usaremos vinagre de vino a razón de 250 cc cada 30 litros de agua para bajar un punto el pH. Las aguas de pozo suelen tener nitratos debido a la percolación profunda de los abonados químicos mal hechos con lo cual las podremos usar para regar, pero no para preparar nuestros extractos.
- El recipiente. Cuanto más grande sea (dentro de unos límites) más inercia térmica tendrá y menos influencia tendrán los cambios de temperatura sobre los procesos de obtención de los extractos vegetales; como norma general deberemos usar un recipiente con un volumen un 50% superior a la cantidad de extracto que queramos obtener y esto lo calculamos multiplicando por 1,5 el volumen de caldo que deseamos obtener. Por ejemplo, para obtener 20 litros de extracto necesitaremos un recipiente con un volumen de 20 x 1,5=30 litros. En cuanto al material, el mejor es el plástico; la madera está impregnada de sustancias y el metal se oxida. Otro caso es el acero inoxidable, pero son caros. Es bueno disponer de una tapadera, pero no hermética para aislar el material de la luz.
- Las plantas. Las plantas las meteremos en el recipiente cortadas para facilitar la extracción de sus principios activos. Si usamos planta fresca la dosis es de 0,75-1 kg por cada 10 litros de agua; si usamos planta seca será de 150 a 200 gramos pero esto lo veremos en otro artículo con cada una de las especies de planta.
- La temperatura. La temperatura es fundamental; no debemos arrebatar el proceso ni posponerlo en el tiempo y esta debe de ser constante durante todo el proceso. Una temperatura apropiada es entre 15 y 22º C para una duración del proceso entre 12 y 18 días. Por encima de 25ºC muchos enzimas se inutilizan y por debajo de 15 grados la fermentación es posible que no arranque.
- Remover. Deberemos remover a diario durante varios minutos para oxigenar la mezcla y observar que el preparado burbujea efervescentemente lo cual significa que el proceso sigue activo.

- El producto está terminado. Una vez desaparece la efervescencia el producto está terminado y lo deberemos filtrar inmediatamente para evitar putrefacciones. Lo podremos aplicar de inmediato y/o conservarlo.
- Filtrado. El filtrado debe de ser lo suficientemente minucioso para que los restos vegetales no taponen las boquillas de los equipos de fumigación, pero no tanto como para eliminar sustancias activas.
- Conservación. Podemos conservar los extractos en garrafas de plástico opacas a la luz, bien cerradas y en lugares frescos. Si podemos usar tapones gasificantes la garrafa no se hinchará por la acumulación de gases. Así conservados podemos usarlos hasta dos meses después de su preparación.


4.- Las decocciones. Este proceso se basa en hervir las plantas y es capaz de extraer las sustancias más activas y potentes contra patógenos. Es aconsejable usar las formas más tiernas de las plantas, evitando las leñosas. Previamente las cortaremos y las dejaremos a remojo en agua corriente. La calidad del agua debe de ser la misma que si fuéramos a hacer una fermentación. En cuanto a las cantidades varían según la especie y este será el objeto del siguiente artículo sobre los extractos vegetales. Usaremos una cazuela de acero inoxidable en la cual tendremos las plantas hirviendo durante 25-30 minutos a fuego medio y con la tapadera puesta. Si tenemos una cazuela que recupere las gotas de vapor condensado no dejaremos escapar ninguna sustancia. Una vez pasado el tiempo de cocción dejaremos reposar con la tapadera puesta y filtraremos con un colador. A diferencia de los productos fermentados, la decocción es un proceso rápido de obtención de extractos vegetales pero no tienen conservación más allá de una o dos horas por lo que debemos aplicarlo de inmediato.
5.- Las infusiones. Se trocea la planta, se sumerge en agua fría y empezamos a calentarla; una vez empiece la ebullición ponemos la tapa y cortamos el fuego dejándola reposar mientras el agua se va enfriando paulatinamente. Es un método recomendado para luchar contra las plagas y hay quien lo pulveriza cuando aún está entre 40-45º C. Podemos conservarla en el frigorífico un par de días, pero lo aconsejable es aplicarla en el momento. Los condicionantes en cuanto al agua son los mismos que ya conocemos.
6.- Las maceraciones. Este método se basa en dejar las plantas finamente picadas en remojo en agua a temperatura ambiente (es fundamental asegurar una temperatura entre 15 y 20º C) durante 24 horas a razón de 1 kg de plantas por cada 10 litros de agua. Una vez pasadas 24 horas filtramos y aplicamos sin diluir. No admite ningún almacenamiento. Son procesos principalmente destinados a prevenir enfermedades fúngicas, pero también tienen cierto efecto bioestimulante. La calidad del agua, como venimos repitiendo, es fundamental.
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