Microorganismos beneficiosos 1: las micorrizas.
Empezamos una serie de artículos dedicados a los microorganismos beneficiosos para nuestros huertos y jardines; en este artículo vamos a tratar a los hongos que entran en simbiosis con las raíces de las plantas.
Microorganismos beneficiosos 1: las micorrizas
El descubrimiento de las micorrizas.
Cada tipo de microorganismo que habita el suelo tiene una función específica; algunos se encargan de fijar el nitrógeno atmosférico, otros solubilizan el fósforo, otros entran en competencia con microorganismo dañinos compitiendo por el nicho y evitando su proliferación y la mayoría utilizan la materia orgánica o la mineral como fuente de nutrientes y energía; muchos están especializados en romper la materia orgánica de plantas y animales, dando substancias simples, inorgánicas, que pueden ser devueltas a la atmósfera o arrastradas con las aguas de drenaje o ser incorporadas al stock de reserva mineral o al complejo arcillo-húmico. Y otros entran en simbiosis con las plantas en una relación de beneficio mutuo; tal es el caso de las micorrizas.
Etimológicamente, la palabra se ha formado del término griego “mykos” (hongo) y del vocablo latino “rhiza” (raíz). El término micorriza, cuyo significado literal es hongo – raíz, se aplicó por primera vez a las asociaciones que se establecen entre plantas terrestres y determinados hongos de suelo, siendo descrito por el patólogo alemán Albert Bernard Frank en 1885. La micorriza es una asociación simbiótica entre hongos de suelo y las raíces de las plantas y esta asociación constituye una relación mutualista, el hongo coloniza la corteza de la raíz sin causar daño a la planta llegando a ser, fisiológica y morfológicamente, parte integrante de dicho órgano. A su vez, la planta hospedadora proporciona al hongo simbionte (heterótrofo, no puede sintetizar por sí mismo compuestos carbonados), compuestos carbonados procedentes de la fotosíntesis y un hábitat ecológico protegido.
La importancia de esta asociación para el desarrollo de la planta se entiende si tenemos en cuenta que la raíz es el órgano puente entre la parte aérea de los vegetales y el suelo y que, a su vez, el micelio del hongo micorrícico hace de bomba impulsora entre la solución del suelo y la raíz. En consecuencia, la micorriza, como órgano de absorción y bombeo de agua y nutrientes, es una de las más sobresalientes adaptaciones de la raíz para aprovechar al máximo las propiedades del suelo.

Tipos de micorrizas.
Los hongos micorrícicos se clasifican por su tamaño en micromicetos o macromicetos (setas); los hongos micorrícicos pertenecen al grupo de los micromicetos y a las familias:
- Ascomycota (i.e. Peziza, Tuber).
- Basidiomycota (i.e. Amanita, Cantharellus).
- Glomeromycota (i.e. Glomus, Gigaspora, Acaulospora).
La asociación puede presentarse en las plantas angiospermas, gimnospermas, briofitas (musgos), equisetofitas (Cola de Caballo) y en los helechos (tanto en el gametofito como en el esporofito).
En función de cómo colonizan las raíces las podemos clasificar en:
- Micorrizas formadoras de manto fúngico o ectomicorrizas; el micelio del hongo cubre las raíces y se puede observar a simple vista; a partir de él surgen unas hifas intercelulares (red de Hartig) que no penetran en las células del hospedante. Estas micorrizas se dan en árboles y arbustos pertenecientes a las familias de las betuláceas, fagáceas, pináceas, salicáceas y tiliáceas, así como en algunas especies de ericáceas, juglandáceas, leguminosas, mirtáceas y rosáceas. Los hongos responsables pertenecen a las familias de los Ascomicetos y basidiomicetos.
- Micorrizas sin manto fúngico o endomicorrizas. Los hongos que las producen se caracterizan por no generar manto externo visible a simple vista y colonizar intracelularmente el córtex de la raíz. Las hifas se introducen inicialmente entre las células de la raíz, pero luego penetran en el interior de éstas, formando vesículas alimenticias y unas estructuras especializadas denominadas arbúsculos. Son las más extendidas y se encuentra en condiciones naturales en la mayoría de los cultivos tropicales y subtropicales de interés agronómico; está presente en la mayoría de las angiospermas y en familias importantes como Poaceae, Fabaceae, Solanaceae y Rosaceae, siendo las excepciones de mayor importancia las familias Chenopodiaceae (remolacha, acelga, espinaca y quinoa) y Cruciferae (coles, bróculi, rúcula, rábano). Las hifas penetran la raíz y forman unas estructuras especializadas denominadas arbúsculos dentro del córtex; las hifas no llegan a romper la membrana plasmática de las células del córtex, la cual se invagina en torno a ellas. Por medio de los arbúsculos se realiza la transferencia de nutrientes entre planta y hongo. Estos hongos pertenecen al pequeño orden Glomales (Glomus mosseae, actualmente Funneliformis mosseae y Glomus intraradices, actualmente Rhizophagus intraradicesdentro) de la clase Zygomycetes y su origen se data hace más de trescientos millones de años. Las plantas asociadas a estos hongos se benefician por el incremento en la toma de nutrientes (nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, azufre, cobre, molibdeno, zinc, hierro y manganeso), pues el hongo funciona como una extensión del sistema radical de la planta, facilitando a través de su red de hifas una mayor absorción de éstos en el suelo. En esta asociación el hongo se nutre de los carbohidratos almacenados en las células mesodérmicas en forma de fructosa, glucosa y sacarosa y también de los exudados radicales de las plantas.

Para que sirven.
Las micorrizas tienen muchos efectos beneficiosos tanto para nuestro huerto como para nuestras macetas:
- Mejora la estructura de nuestro suelo; la segregación de glomalina (una glicoproteína producida por las hifas y esporas de hongos micorrícicos arbusculares) por parte del hongo favorece la agregación de las partículas del suelo y beneficia a la estructura.
- Las hifas son capaces de prospectar volúmenes de suelo mucho mayores que las raíces no micorrizadas.
- Aumenta la adherencia de la planta al suelo.
- Favorece la absorción de agua en suelos salinos o en condiciones de estrés hídrico.
- Aumenta de la captación de iones de movilidad lenta (P, Zn, Cu, Ca)
- Reduce la lixiviación de nutrientes a capas profundas del suelo.
- Hace más eficiente y más rápido el uso de los fertilizantes y del agua.
- Amortigua los efectos del estrés biótico y abiótico.
- Reduce el gasto energético de la planta ya que disminuye la necesidad de la planta de emitir sustancias que solubilicen los nutrientes.
- Acorta el tiempo en entrada en producción de la planta y aumenta su periodo productivo.
- Incrementa la producción y calidad de frutas y hortalizas.

La de la izquierda ha sido micorrizada.
Factores que afectan al establecimiento, actividad y supervivencia de las micorrizas.
- Altos valores de nutrientes, sobre todo nitrógeno y fósforo inhiben el establecimiento inicial de las micorrizas.
- Una vez establecidas deberemos hacer el mínimo laboreo del suelo ya que podemos romper las estructuras del hongo.
- Si usamos micorrizas no podremos usar fungicidas vía suelo ya que estos no distinguen entre hongos beneficiosos y hongos patógenos.
- El uso de pesticidas también afecta a la micorriza.
Cómo aplicar las micorrizas. La inoculación de las micorrizas debe hacerse en los primeros estados de desarrollo de la planta, bien en semillero o todo lo más a la hora del trasplante. Existen diferentes formatos de micorrizas, pero yo uso principalmente las que van en forma de pastilla. Una vez tengamos la planta lista para trasplantar cogeremos una pastilla, la romperemos en cuatro trozos y los introduciremos en el suelo o en el sustrato a cada lado de la plántula, separada dos o tres dedos y enterrada pero siempre a nivel de las primeras raíces para que con el riego se disuelvan y al penetrar el sustrato impregnen la raíz. No es conveniente abonar hasta pasados unos días (7-10 días) para forzar a la micorriza a buscar la raíz. Ni que decir tiene que mantendremos las condiciones óptimas de temperatura, humedad, pH y salinidad en el suelo o sustrato.
Podemos hacer una segunda inoculación a mitad de ciclo de cultivo. Una vez la planta micorrizada podemos proceder de dos formas: reducir el abonado, con lo que obtendremos la misma producción que si no usáramos la micorriza, o actuar como siempre con lo que incrementaremos nuestra producción.

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