Nanocarbono:
En ocasiones hemos oído hablar de materia orgánica y sustancias húmicas como si se tratara de un mismo término y no es así, ya que el término ‘materia orgánica’ es tan amplio, que abarca todos aquellos compuestos que tienen como base el carbono, excepto los inorgánicos. Definiremos a las sustancias húmicas como las resultantes de la última fase de la transformación de la ‘materia orgánica’, y que estarán compuestos principalmente por:
- Ácidos húmicos
- Ácidos fúlvicos
- Ácidos hymatomelánicos y otros
Hace tiempo que se vienen estudiando las propiedades de las sustancias húmicas por su potencial para incrementar la productividad de las plantas; Cadahia (1998) define a las sustancias húmicas como los “restos orgánicos ácidos de difícil degradación con elevado contenido en grupos carboxílicos, fenólicos y quinónicos, cierta aromaticidad y la incorporación de nitrógeno heterocíclico (los átomos pertenecen a varios compuestos). Se obtienen de los yacimientos de carbón orgánico y se clasifican en ácidos húmicos y ácidos fúlvicos”.
Los ácidos húmicos están constituidos por un 52-62 % de carbono, 31-39 % de oxígeno, 2,8-2,6 % de hidrogeno y 3,3-5,1 % de nitrógeno; también contienen residuos de carbohidratos (azúcares) y compuestos orgánicos nitrogenados (aminoácidos). Por el contrario, los ácidos fúlvicos contienen 45-48 % de carbono, 5-6 % de hidrógeno, 43-48 % de oxígeno y 1,5-3 % de nitrógeno. Constituyen una serie de compuestos sólidos o semisólidos, amorfos, de color amarillento y naturaleza coloidal, fácilmente dispersables en agua y no precipitables por los ácidos, susceptibles en determinadas condiciones de pH y concentración de las soluciones de cationes no alcalinos. Además, son de muy rápida asimilación por las plantas debido a sus conformaciones estructurales simples y pequeñas, actuando como bioestimulantes. Promueven la formación del complejo arcillo-húmico, aumentando de esa manera la capacidad de intercambio catiónico (CIC) del suelo y reducen los riesgos de fitotoxicidad por exceso de metales pesados.
Dependiendo del tamaño de molécula y de las características de formación y extracción de estas sustancias carbonadas, estas pueden ofrecer un aumento productivo significativo y una mejora en la calidad de la cosecha. La calidad de estos extractos húmicos se puede valorar en cuanto a la riqueza en grupos funcionales (grupos ácidos), tamaño de la molécula, oxigenación, contenido en carbono y reactividad, habiéndose documentando una gran diferenciación en términos de calidad dependiendo de la fuente y naturaleza.
El origen de nuestra tecnología se explica en la transformación de un tipo específico de leonardita y lignita joven y poco madurada, caracterizada por una alta concentración de ácidos fúlvicos frente a húmicos. Estas sustancias orgánicas se caracterizan por:
- Carácter aromático como estructura principal (frente a alifáticos de carboxílicos).
- Grupos aromáticos nitrogenados (indólico, pirrólico con carácter hormonal) y grupos bencénicos aromáticos (naftaleno, benceno, quinona).
- Grupos reactivos (propiedades de la materia orgánica: hidroxilo, carboxilo, amino, metoxilo).
- Puentes de unión (nitrilo, amino, cetónicos) y cadenas alifáticas (poliaminas).
- Altamente ionizadas.
- Bajo peso molecular.

En el estudio sobre el comportamiento microbiano en el suelo, se ha demostrado que las sustancias fúlvicas de determinado tamaño de molécula producen un mayor estímulo en comparación con estructuras orgánicas más complejas. La facilidad en la alimentación y obtención de recursos determina una mayor velocidad de crecimiento poblacional de la fauna autóctona en el suelo, lo que se traduce en:
- Incremento de la tasa de mineralización de la materia orgánica.
- Solubilización de nutrientes fijados al suelo o no disponibles para su absorción a nivel radicular.
- Modificación de la relación C/N del suelo.
- Obtención de suelo supresivo y limitación del desarrollo de microorganismos patógenos.
En cuanto al efecto de estas sustancias en la fisiología de las plantas encontramos una mayor respuesta de asimilación tanto de agua como de nutrientes a nivel celular por la acción fisiológica del carbono. También se aprecia un aumento del volumen vacuolar a igualdad de aporte de agua y conductividad en la solución nutritiva.


Ello permite incrementar la tasa de absorción y almacenamiento de nutrientes, contribuyendo a reducir la tasa de envejecimiento del cultivo (oxidación) y el posible estrés hídrico al que pueda estar sometido la planta. Un mayor gradiente de humedad a nivel celular permite mantener durante más tiempo el estado de hidratación de la planta y ralentizar el cierre estomático ante el aumento de temperatura e inicio de la fotorrespiración.
FOTOSÍNTESIS & FOTORRESPIRACIÓN.
El balance de CO2 en una planta es la diferencia entre el CO2 asimilado fotosintéticamente y el producido en la respiración. En la fotorrespiración, se produce un proceso respiratorio no mitocondrial y estimulado por la luz que actúa sobre alguna etapa de la fotosíntesis consumiendo O2 y liberando CO2 (RuBisCO).
Cuando las temperaturas son excesivamente altas, el consumo de energía por la fotorrespiración supera a la energía producida por la fotosíntesis, obteniendo como consecuencia una reducción del crecimiento y desarrollo de la planta.
Los factores que regulan el mecanismo de fotorrespiración están influenciados por los siguientes aspectos:
- Agua: el gradiente de humedad de la cámara estomática y el parénquima lagunar determina, por cohesión molecular, la absorción radicular de agua y nutrientes.
- Temperatura: la fotorrespiración se incrementa conforme aumenta la temperatura ambiente, lo cual sucede especialmente en días claros y soleados. A mayor temperatura, mayor tasa de fotorrespiración, llegando a igualar o superar la tasa de fotosíntesis. En esos momentos el ritmo de crecimiento de las plantas se detiene.
- Nutrientes: una deficiencia en nitrógeno causa la disminución en la tasa de asimilación del CO2.
Una planta bien hidratada requerirá un mayor aporte de energía calorífica para aumentar la temperatura de las células del mesófilo que otra menos hidratada, debido al alto calor específico del agua (4184 J/kg ºC) y como hemos visto antes, el aporte de carbono asimilable establece un mayor volumen de agua a nivel vacuolar (celular), lo que se traduce en que, ante la subida ambiental de la temperatura, la disponibilidad de agua por la planta y, específicamente, el gradiente de humedad de la cámara estomática y el parénquima lagunar, sea mayor. La consecuencia, es un retraso en el inicio del proceso de fotorrespiración por aumento del tiempo de apertura estomática, permitiendo una gestión energética más optimizada durante más tiempo en condiciones de estrés térmico e hídrico lo que conlleva a un aumento de la tasa fotosintética neta lo que se traduce en más fotoasimilados (azúcares y almidón) para la planta.
Nuestra tecnología la rizo deposición como estrategia de mejora en la asimilación de nutrientes y el balance energético con la nutrición con carbono.
La rizodeposición consiste en movilizar el carbono fijado a través de la fotosíntesis al entorno radicular. El porcentaje total de carbono fijado puede estar comprendido entre el 30% y el 60%, quedando el porcentaje restante para cubrir otro tipo de necesidades fisiológicas de las plantas (respiración y crecimiento). De entre el 30% y el 60% del carbono que se moviliza a las raíces, las plantas pierden por secreción el 20 y 30%, quedando acumulado en la superficie exterior del entorno radicular.
Aunque esta gran cantidad de exudados que tienen como base principal el carbono supone una pérdida energética innecesaria, contribuye enormemente a la mejora continua del suelo y otros aspectos de la ecología vegetal.
Los exudados radiculares contienen gran variedad de compuestos y moléculas orgánicas de alto y bajo peso molecular, que proveen en forma directa fuentes de carbono y nitrógeno rápidamente asequibles para el crecimiento de los microorganismos y que luego de mineralizados, sirven como nutrientes para aprovechamiento de los mismos vegetales.
La incorporación de la nutrición carbónica como base en la nutrición de las plantas, provee solutos de bajo peso molecular que pueden ser aprovechados por la microbiología y que son asimilados radicularmente, formando parte del carbono total de reserva de la planta. Los ácidos orgánicos de bajo peso molecular reducen el gasto energético en la exudación de dichas rizodeposiciones, por lo que el porcentaje de carbono que queda preservado en la planta para cubrir factores fisiológicos como la respiración y el crecimiento aumenta.
Todos nuestros productos FERTIHOUSE están formulados en base a lo que denominamos NANOCARBONO, una biomolécula orgánica de bajo peso molecular proveniente de leonardita canadiense de alta calidad que produce en la planta una mayor eficiencia en el uso del agua y de los nutrientes.
