Definiremos reproducción como la capacidad que tienen todos los seres vivos de engendrar, en algún momento, otros seres semejantes a ellos. La reproducción puede ser sexual o asexual.

La reproducción sexual o multiplicación generativa implica la fecundación, o sea, la fusión de los gametos masculino y femenino para producir un cigoto, que al desarrollarse formará un embrión y éste a su vez una nueva planta. Su importancia se debe a que en el cigoto se produce la recombinación del material genético (usualmente ADN, pero también puede ser ARN) de ambos parentales, resultando la nueva planta diferente genéticamente a cada uno de los padres y con caracteres variables (de dos parentales pueden salir plantas con distintas alturas, distinto potencial productivo, distinta resistencia a plagas y enfermedades, etc.). Favorece la variabilidad genética y el avance evolutivo de la especie.

La reproducción asexual o multiplicación vegetativa tiene lugar sin fusión de gametos; los nuevos individuos se generan a partir de un único progenitor, y son genéticamente idénticos a este y a su vez entre sí. Se transmite a la nueva generación las mismas características de su parental, tanto las deseables como las no deseables, pero esto no garantiza que todas las plantas tengan la misma apariencia ya que el desarrollo de cualquier tipo de carácter está altamente influenciado por los efectos del medio ambiente en el que se desarrollan. Al ser individuos clonados (“idénticos”) su uniformidad es una ventaja en el manejo del cultivo. Los métodos de propagación asexual pueden ser clasificados como naturales, si se trata de estructuras propias de las plantas que le permiten reproducirse asexualmente (bulbos, tubérculos, rizomas, estolones, hijuelos, apomixis, etc.) o artificiales si son producidas por el hombre (estaca, esqueje, injerto, acodo y cultivo in vitro). Desde el punto de vista evolutivo la reproducción asexual carece de las ventajas adaptativas (evolutivas) que ofrece la reproducción sexual, pero permite la fijación indefinida de genotipos interesantes.

Reproducir nuestras plantas es el mejor y más barato sistema de aumentar el número de plantas en nuestra casa y también la forma de perpetuar especies con rasgos poco frecuentes o aquellas a las que les tengamos un especial cariño. Os voy a explicar los principios básicos de las diferentes técnicas para que veáis que con un poco de práctica podemos llegar a dominarlas sin ningún problema.

REPRODUCCIÓN POR SEMILLA.

La reproducción por semillas es generalmente un método de reproducción sexual, aunque un reducido número de plantas (como los serbales) son capaces de reproducirse por semillas procedentes de un solo individuo sin que haya habido fecundación: es la apomixis.

La flor es el órgano sexual reproductivo de la mayoría de las plantas cultivadas.

La flor como órgano de reproducción de las plantas
La flor como órgano de reproducción de las plantas

La parte masculina se llama androceo, y está compuesto por los estambres, cada estambre está formado por el filamento y la antera, que es el sitio donde se ubica el polen. El órgano femenino se conoce como gineceo y está formado por: estigma, estilo y ovario, que es donde se encuentran los óvulos. Las plantas, en función del órgano sexual que presenten sus flores se clasifican en:

  1. Hermafroditas; la flor presenta los dos sexos, el masculino y el femenino.
  2. Monoicas; la planta presenta flores tanto masculinas como femeninas. Estas plantas presentan generalmente fecundación entomófila (por los insectos) y anemófila (por el viento) por lo que las flores masculinas suelen aparecer en los extremos distales de las ramas con el fin de que el polen al ser removido por el viento se pueda depositar en las flores femeninas en su movimiento descendente.
  3. Dioicas; cada planta presenta un sexo. Para que exista fecundación (en este caso se llama fecundación cruzada) es necesario una planta macho y otra planta hembra. La polinización también es anemófila o entomófila. Es una forma de evitar la autofecundación.

Dentro de las plantas monoicas estas se pueden clasificar en:

  • Ginoicas: solo tiene estructuras reproductivas femeninas; la planta “femenina”.
  • Androicas: solo tiene estructuras reproductivas masculinas; la planta “masculina”.
  • Ginomonoicas: tiene estructuras hermafroditas y femeninas.
  • Andromonoicas: tiene estructuras hermafroditas y masculinas.
  • Subandroicas: planta que mayoritariamente posee flores masculinas, con unas pocas flores femeninas o hermafroditas.
  • Subginoicas: planta que mayoritariamente posee flores femeninas, con unas pocas flores masculinas o hermafroditas.
  • Polígamas: las estructuras masculinas, femeninas, y hermafroditas se manifiestan todas en la misma planta.

Así mismo, las plantas dioicas se pueden clasificar en:

  • Hermafrodita: sólo plantas hermafroditas.
  • Monoica: sólo plantas monoicas.
  • Dioicas: sólo plantas dioicas.
  • Ginodioicas: están presentes plantas femeninas y hermafroditas.
  • Androdioicas: están presentes plantas masculinas y hermafroditas.
  • Subdioica: población principalmente de plantas dioicas, con unos pocos individuos monoicos.
  • Polígamas: se encuentran plantas masculinas, femeninas, y hermafroditas en la misma población.

Las plantas también se pueden clasificar, en función de la procedencia de los gametos masculinos y femeninos que participan en la fecundación., en:

  • Autógamas; cuando tanto el gameto masculino como el femenino proceden del mismo individuo. A su vez, la autogamia puede ser:
    • Obligada, cuando las semillas proceden de los gametos de un mismo individuo. No hay avance evolutivo.
    • Falcultativa, cuando las semillas pueden proceder de un mismo individuo o de dos individuos distintos no emparentados. Puede haber avance evolutivo.
  • Alógamas; cuando los gametos proceden de individuos distintos. A su vez la alogamia puede ser.
    • Geitonogamia, es la polinización cruzada que se da entre distintas flores, pero del mismo individuo -planta- o entre flores de individuos diferentes, pero genéticamente iguales (entre clones o cepas).
    • Xenogamia, es la polinización cruzada que se da entre individuos -plantas- diferentes genéticamente.

Una vez el polen maduro, sale de las anteras y llega al estigma, ya sea por el viento, el agua, los insectos o las aves, produce un tubo polínico que crece por el estilo hasta el ovario donde se produce la fusión de los núcleos masculino y femenino. La fertilización de un óvulo tiene como consecuencia la formación de una semilla. En su interior se desarrolla un embrión, a partir del cual se originan todas las células necesarias para formar una planta nueva.

La semilla está formada por:

  • Un embrión, formado por un eje embrionario y dos cotiledones. Las semillas se clasifican según el embrión que porten en:
Forma de una semilla
Forma de una semilla
  • Unas reservas nutritivas, que pueden almacenarse en un tejido especializado llamado endospermo o albumen, o en el propio embrión (proteínas, grasas, aceite y hemicelulosa).
  • Una cubierta seminal que recubre y protege al embrión y al endospermo.

Se conoce como germinación al conjunto de procesos que se producen desde que el embrión empieza a desarrollarse hasta que se forma una nueva plántula capaz de vivir y desarrollarse por sí misma, independientemente de las reservas acumuladas en la semilla. El proceso de germinación se divide en las siguientes fases:

  1. Imbibición. El agua que rodea a la semilla entra por ósmosis dentro de ella y el embrión se hidrata y libera giberelinas. Una característica peculiar de las semillas es su poco contenido de agua (entre el 5 y el 20% de su peso), lo que les confiere su apariencia “seca”; debido a esto, el transporte de agua por ósmosis hacia el interior de las semillas se ve favorecido.
  2. Digestión y transporte de alimentos. Se liberan enzimas que disuelven las sustancias de reserva acumuladas en la semilla sirviendo como alimento al embrión (hidrólisis del almidón para dar moléculas de glucosa, hidrólisis de lípidos para dar ácidos grasos, etc.).
  3. Elongación celular. El embrión usa el alimento que está a su disposición para alargar sus células.
  4. Multiplicación celular. Una vez terminado la fase de elongación celular llega la de multiplicación celular.
  5. Germinación. El embrión se va hinchando hasta que uno de los extremos del eje embrionario rompe las envueltas seminales y aparece claramente a nuestra vista, dándonos la primera señal visual de que la semilla está germinando. El extremo del eje embrionario que aparece primero es el que dará lugar a la raíz. Posteriormente aparecerá el otro extremo del eje embrionario que formará el primer brote.
  6. Plántula. Posee su raíz y su brote, pero aún sigue alimentándose de las reservas de la semilla.

Entre los factores que condicionan el proceso de germinación de cualquier semilla tenemos a los factores extrínsecos a la semilla y los intrínsecos.

  1. Factores extrínsecos:
    1. Disponibilidad de agua; es el factor más limitante. El agua tiene que estar presente en su justa medida, ni mucha ni poca.
    2. Para cada especie existe una temperatura óptima de germinación y una temperatura alta y otra baja, por encima y por debajo de las cuales las semillas no germinan.
    3. En la mayoría de los casos el proceso de germinación de la semilla es independiente a la presencia o ausencia de luz (se denominan “no fotosensibles”), pero un reducido número de especies necesitan, o luz u oscuridad (fotosensibilidad positiva o negativa); las que tienen fotosensibilidad positiva debemos de enterrarlas escasamente en el sustrato.
    4. Oxígeno; la mayoría de las plantas germinan sin problemas en una atmósfera normal (21% de O2).
  2. Factores intrínsecos:
    1. Viabilidad de la semilla; capacidad que tiene una semilla de germinar en condiciones favorables una vez que se han eliminado los factores que la mantenían en latencia.
    2. Poder germinativo; es la relación entre la cantidad de semillas germinadas y la cantidad de semillas que se pusieron a germinar a una temperatura de 24°C y con la humedad suficiente y necesaria.
    3. Grado de maduración de la semilla. Aquí debemos de distinguir madurez morfológica (cuando la semilla ha alcanzado el total desarrollo de las estructuras que la forman. No implica que la semilla pueda germinar) y madurez fisiológica (cuando se han sucedido en la semilla los cambios metabólicos necesarios para que pueda germinar). Se pueden dar tres casos: que la madurez fisiológica se alcance antes de la morfológica y la semilla germina estando aún en la planta. La madurez morfológica y fisiológica se dan a la misma vez por lo que en cuanto la semilla se desprende de la planta y cae al suelo esta presta para la germinación. Que la madurez morfológica se de ante que la fisiológica; estas semillas pasarán por un período más o menos largo antes de desarrollar totalmente su capacidad germinativa.
    4. Permeabilidad de la semilla al agua y al oxígeno.

Proceso de obtención de las semillas para reproducción.

  1. Limpieza. Aquí distinguiremos dos grupos de semillas:
    1. Aquellas que van recubiertas de una pulpa carnosa. Cortaremos el fruto en dos, sacaremos las semillas y las meteremos en un tarro de cristal. Después de unos tres días (no más de cuatro) aparecerá un velo blanco en la superficie del recipiente; se trata de un hongo y nos indica que ha tenido lugar un proceso de fermentación y que la gelatina que las rodeaba se ha disuelto. Echaremos agua al recipiente y dejaremos decantar las semillas. Desecharemos aquellas que floten. Recogeremos las restantes y las pondremos a secar.
    2. Semillas que maduran en la planta en una vaina o cápsula no carnosa. Las dejaremos secar en la planta hasta que el envoltorio se torne de color marrón y las recogeremos. Evitaremos en lo posible las lluvias.
  2. Secado. Proceso fundamental, ya que si almacenáramos las semillas húmedas podríamos tener problemas de pudrición e incluso de germinación. Deberemos hacerlo lo antes posible y en un lugar en el que no dé el sol y que sea seco y ventilado. Una forma de saber si están secas es morderlas con los dientes; si se quedan marcados es que aún están húmedas.
  3. Almacenamiento. Las condiciones de almacenamiento de nuestras semillas se resumen en:

• Poca humedad (lugar seco)

• Baja temperatura

• Ausencia de luz

• Ausencia de calor

• Ausencia de oxígeno

Una vez bien secas, la introduciremos en un tarro de cristal (ideal porque quedará herméticamente cerrado). Previamente podemos dejarlo 2 o 3 días abierto para que terminen de soltar la posible humedad que tengan y no detectamos. Es ideal incorporar dentro del tarro un trozo de tiza o las bolsitas de sílice que encontramos cuando compramos zapatos. Esto absorberá la posible humedad que pudiera aparecer dentro del bote.

Cuando el 50% de las semillas que plantemos no germinan significará que la vida de almacenamiento de esa semilla ha terminado.

Como germinar nuestras semillas.

Las semillas solo necesitan para germinar agua, calor y aire. Las semillas tratadas adecuadamente germinan sin problemas en un rango de temperaturas comprendida entre 20 y 30 ºC (teniendo su óptimo en 25ºC) en un periodo de entre 2-7 días dependiendo de la especie. Voy a describiros los dos procesos más usuales que hay para germinar semillas:

  • Germinación con remojado previo en agua. Sumergiremos las semillas 24 horas, no más, en un vaso con agua. Pasadas 24 horas las sacaremos y las pondremos a germinar entre un paño húmedo o entre dos trozos de algodón empapados en agua a una temperatura de 25ºC. Humedeceremos el conjunto cada vez que haga falta. Una vez aparezca la punta blanca de la radícula las recogeremos con unas pinzas y rápidamente la ubicaremos en una maceta pequeña con un sustrato de enraizamiento y con la raíz hacia abajo; la parte aérea de las plantas tiene geotropismo negativo (crece en sentido contrario a la gravedad) y la raíz tiene geotropismo positivo (crece en el sentido de la gravedad, es decir, hacia abajo). Si pusiéramos la raíz hacia arriba y la parte aérea hacia abajo la planta tendría que hacer un sobreesfuerzo para invertir su posición con el consiguiente gasto extra de nutrientes y energía.
Plantas germinadas por semillas
Plantas germinadas por semillas

En esta fotografía podemos apreciar un experimento realizado con dos plantas de cannabis las cuales pusimos a germinar en un algodón y una vez germinadas plantamos la de la izquierda con la radícula hacia abajo y la de la derecha con la radícula hacia arriba. La de la derecha tardó en aparecer sobre el sustrato 5 días más que la de la derecha, pudiéndose apreciar el desfase en el crecimiento vegetativo que sin lugar a dudas se reflejará al final del ciclo de cultivo en una menor producción.

La plántula tiene reservas de alimento para unos días por lo que no aportaremos abono al principio. Una vez veamos que las primeras hojas amarillean empezaremos a fertirrigar. Tenemos que ser muy observadores con este tema para no dejar a la plántula sin abono demasiado tiempo.

Semillas
Semillas
  • Plantación directa. Sumergiremos la semilla 24 horas en agua y seguidamente la plantaremos en un sustrato de enraizamiento (50% turba rubia o fibra de coco y 50% perlita o arena). Podemos usar bandejas de semillero o macetas que tengamos de cuando hemos comprado plantas en el vivero, asegurándonos de desinfectarlas después de cada ciclo. La profundidad de siembra será aproximadamente el doble del ancho de la semilla.
Dibujo de una semilla con las distancias adecuadas para su siembra
Dibujo de una semilla con las distancias adecuadas para su siembra

Una vez en el sustrato, podemos poner las plantas debajo de una luz de cultivo que le aporte calor seco (ya veremos las posibilidades) procurando que la temperatura del sustrato esté alrededor de 25ºC. Deberemos evitar que se seque la superficie del sustrato.

Cubeta para plantar
Cubeta para plantar

Tanto si lo hacemos de una forma como de otra debemos de tener en cuenta que una vez la planta en el sustrato deberemos de adecuar los riegos al volumen radicular; muy poco y espaciado al principio y subiendo la dosis y aumentando la frecuencia con el paso de los días. Aplicaremos el agua con chorros muy finos para evitar el desplazamiento del sustrato.

Os recomiendo usar para la germinación de la semilla agua destilada que al no tener solutos disueltos favorecerá el proceso de ósmosis y la entrada de agua en la semilla. Un agua con muchos solutos disueltos puede llegar incluso a deshidratar la semilla.

Latencia y dormición.

La germinación de las semillas es un período clave para la supervivencia de la planta, por lo tanto, no es de extrañar que la naturaleza asegure el éxito de la germinación por medio de mecanismos más o menos complejos. La latencia y la dormición son dos mecanismos que ayudan a la semilla a germinar en los momentos más adecuados para que las nuevas plantas tengan las máximas posibilidades de supervivencia. La latencia asegura que la semilla germine en un momento en que las condiciones ambientales sean propicias para el desarrollo de la nueva planta. La dormición asegura la supervivencia de la especie frente a cambios ambientales imprevistos, tan frecuentes en la naturaleza. La semejanza entre latencia y dormición es su resultado; en ambos casos una semilla viable no puede germinar. La diferencia entre ambas situaciones está en las causas que las originan:

  1. Se llama latencia a la incapacidad de una semilla para germinar, debido a que las condiciones ambientales no son las apropiadas para hacerlo. Esta incapacidad va acompañada del mantenimiento de la viabilidad y de poder germinativo, que se manifestará cuando dichas condiciones ambientales sean propicias para la germinación. Los tipos de latencia están relacionados con los factores extrínsecos que condicionan el proceso de germinación y que hemos visto más arriba (falta o exceso de agua, luz y temperatura.
  2. Definimos dormición a la incapacidad de algunas semillas viables para germinar bajo condiciones ambientales apropiadas para que se dé su germinación, incapacidad que se perderá después de un período de tiempo más o menos largo. Está relacionada con los factores intrínsecos que condicionan el proceso de germinación (falta de permeabilidad al agua y/o al oxígeno, el embrión no ha alcanzado la madurez fisiológica, presencia de inhibidores de la germinación, ausencia de promotores de la germinación o mayor proporción de inhibidores que de promotores).

Interrupción del estado de latencia de las semillas.

Las plantas consiguen mantener el estado de latencia a través de ciertos mecanismos:

  • Presencia de inhibidores químicos; se pueden encontrar tanto en la cubierta seminal como en los tejidos internos de las semillas (embrión). Las fitohormonas juegan un papel importante en el proceso de germinación de las semillas: las giberelinas la estimulan mientras que el ácido abscísico (ABA) la inhiben. También algunos compuestos fenólicos actúan como inhibidores de la germinación.
  • Restricciones mecánicas; en muchos casos, las cubiertas seminales suponen una verdadera barrera mecánica para la expansión de la radícula, la cual no es capaz de romper la cubierta para salir al exterior. Este caso es muy usual en las llamadas semillas “duras” (leguminosas).

La horticultura moderna ha desarrollado métodos eficaces para solventar la latencia natural de las semillas con el fin de que estas germinen más rápidamente y por consiguiente el riesgo de fracaso sea menor. Entre estos métodos encontramos:

  1. Escarificación mecánica; consiste en eliminar total o parcialmente parte de las cubiertas seminales o provocar pequeños daños o desgaste en ellas con el fin de facilitar la entrada de agua al interior de la semilla. Lo podemos conseguir fácilmente lijando con papel de lija la superficie de las semillas. Con semillas muy pequeñas podemos forrar el interior de una caja de cerillas con papel de lija; las introduciremos dentro y las agitaremos de medio minuto a un minuto.
  2. Estratificación; introduciremos las semillas en una bolsa de plástico, la cerraremos y las guardaremos 6 a 12 semanas a una temperatura de 25-30ªC. Pasada esta etapa las sumergiremos en agua 24 horas. Las sacaremos del agua, las extenderemos sobre un paño húmedo y las guardaremos en el frigorífico a una temperatura de entre 1-5ºC de 6-10 semanas. Una vez veamos que empiezan a germinar las pasaremos a una maceta pequeña con sustrato de enraizamiento.
  3. Aplicación exógena de giberelinas; prepararemos una solución de ácido giberélico (GA3) a una concentración de 100-500 mg/L y sumergiremos las semillas en ella durante 24 horas.

REPRODUCCIÓN POR ESQUEJE.

Es la forma de reproducción vegetativa o asexual más usada y más rápida. Se trata de reproducir una planta mediante partes vivas de la misma (tallo, hoja o raíz) aprovechando podas de la misma para así no afectar a su estado o apariencia. No todas las plantas se pueden reproducir por esquejes por lo que deberemos de informarnos antes de empezar. La mejor época es el otoño y la primavera, épocas con clima bonancible. En verano e invierno, estaciones con climas más extremos, deberemos ubicarlas a cubierto, bien en un invernadero o en una habitación de nuestra casa.

Prepararemos a la planta madre de tal forma que presente bajo contenido en nitrógeno y alto contenido en foto asimilados (azúcares y almidón); esto se consigue aportando durante 2 semanas previas al corte de los esquejes una solución fertilizante baja en nitrógeno y alta en fósforo y potasio. El potasio aumenta el flujo de foto asimilados a través del floema hacia los órganos de almacenamiento (cambium).

Como hemos visto anteriormente, los clones serán a imagen y semejanza de las plantas madres por lo que elegiremos aquellas más sanas y vigorosas. Utilizaremos una herramienta bien afilada y limpia a la hora de realizar los cortes para seleccionar los esquejes y así evitar el riesgo de transmisión de enfermedades. Una vez realizado el corte introduciremos la parte a plantar en un vaso con agua para evitar cavitaciones, es decir, la aparición de burbujas de aire en los vasos conductores (xilema/floema). No utilizaremos macetas o contenedores grandes ya que a mayor volumen de sustrato mayor es la dificultad para controlar la humedad; las más indicadas son las macetas de plástico negras.

Distintos tipos de maceteros
Distintos tipos de maceteros

Usaremos sustrato de enraizamiento (50% turba rubia o fibra de coco y 50% perlita o arena) y aplicaremos hormonas de enraizamiento. Emplazaremos las macetas en un lugar a semisombra, sin corrientes de aire, a una temperatura constante de 20ºC y mantendremos la humedad constante. Usaremos una solución nutritiva muy diluida (el nitrógeno aportado será 100% nítrico y nada de amoniacal) y rica en fósforo y mantendremos un pH entre 5 y 6 para evitar la proliferación de patógenos. Evitaremos las pulverizaciones foliares.

Hormonas de enraizamiento.

Los meristemos son grupos de células indiferenciadas responsables del crecimiento permanente de las plantas debido a que tienen una alta capacidad de división celular y posteriormente pueden diferenciarse en una gran variedad de tipos celulares. Estas serán las células que, estimuladas convenientemente, darán lugar a que de un tallo surjan raíces. Es la relación Auxina/Citoquinina la que hace que las células meristemáticas se diferencien de una forma u otra:

  • Concentración de citoquininas y auxinas por igual mantiene las células meristemáticas indiferenciadas.
  • Concentración mayor de citoquininas frente a auxinas promueve la diferenciación de las células meristemáticas primarias en tallo.
  • Concentración mayor de auxinas frente a citoquininas promueve la diferenciación en raíces.

Cuando cortamos un tallo, las zonas de síntesis de hormonas (el ápice) empiezan a mandarlas a la zona de corte a través del floema, pero este proceso es lento y pueden tardar en llegar de 5 a 10 días dependiendo de la longitud del esqueje. Podemos acelerar este proceso aplicando dichas hormonas directamente a la zona del tallo que hemos enterrado en el sustrato.

Los principales productos de enraizamiento que existen en el mercado contienen una, dos o tres de las siguientes sustancias:

  1. Ácido 1-naftalenoacético (ANA); el ácido 1-naftalenacético es una hormona vegetal de síntesis perteneciente a la familia de las auxinas. Como todas las auxinas, el ácido 1-naftalenacético es tóxico para las plantas a altas concentraciones.
  2. Ácido 3-indolbutírico (AIB); fitohormona de origen natural perteneciente a la familia de las auxinas de amplio espectro. Contribuye al desarrollo de raíces en hortalizas y plantas ornamentales, así mismo su uso permite obtener frutos de mayor tamaño.
  3. Ácido 2,4-diclorofenoxiacético (ADF); hormona de origen sintético usado como herbicida con acción sistémica. Empleado a ciertas concentraciones favorece la aparición de raíces adventicias.

Estas hormonas se pueden presentar en líquido, gel o polvo y las podemos aplicar directamente o en solución acuosa. Deberemos leer las instrucciones del fabricante pues una aplicación de estas hormonas en exceso origina el efecto contrario al que buscamos en nuestro esqueje.

Esquejes de madera blanda.

Es una técnica muy usada en la reproducción de arbustos caducifolios como la hortensia. La madera blanda tiene mayor capacidad de enraizamiento que los tomados de madera más dura. Los tallos se cortan al principio de la primavera a partir de los extremos de los tallos de crecimiento rápido y con un corte en diagonal para dejar mayor superficie de traspiración.

Esqueje de madera blanda
Esqueje de madera blanda
Esqueje de madera blanda II
Esqueje de madera blanda II

A su vez cortaremos una porción longitudinalmente del tallo para dejar al descubierto mayor superficie de cambium.

Dibujo de un esqueje
Dibujo de un esqueje
Dibujo de un esqueje II
Dibujo de un esqueje II

Elegiremos tallos vigorosos con cuatro nudos como mínimo y los cortaremos por la mañana e inmediatamente los introduciremos en un vaso con agua para evitar cavitaciones. Retiraremos el extremo apical para favorecer la brotación de las yemas axilares (eliminar la dominancia apical) y quitaremos las hojas basales.

Corte de un esqueje de madera blanda
Corte de un esqueje de madera blanda
Esqueje de madera blanda listo para plantar
Esqueje de madera blanda listo para plantar

Aplicaremos hormonas de enraizamiento en los dos nudos que vallamos a enterrar y dejaremos dos o tres pares de hojas en la parte aérea. También podemos aplicar en los extremos cortados alguna pasta cicatrizante que contenga sulfato de cobre. Haremos un agujero en el sustrato (previamente humedecido) del diámetro aproximado del tallo para evitar el arrastre de las hormonas de enraizamiento aplicadas. Introduciremos el esqueje y compactaremos el sustrato alrededor de él.

Estos esquejes se marchitan muy rápido si no los tenemos en un emplazamiento con una humedad relativa del 70-80% al principio; tener en cuenta que no tiene sistema radicular y su potencial de traspiración es muy bajo. Para ello podemos construirles un miniinvernadero cubriendo la maceta con plástico; también podemos reducir la superficie foliar de las hojas que dejemos para evitar un exceso de transpiración que acabe con nuestro esqueje.

Esqueje de madera blanda III
Esqueje de madera blanda III
Esqueje de madera blanda IV
Esqueje de madera blanda IV

Una vez comience el enraizamiento empezaremos a aplicar una solución nutritiva diluida al 50% de la dosis del fabricante. Si todo va bien los podremos trasplantar en uno o dos meses.

Esquejes de madera verde.

A diferencia de los de madera blanda, los de madera verde los tomaremos a finales de la primavera de tallos vigorosos de madera verde (no lignificada). Debemos de tener en cuenta el tomar los esquejes antes de la floración ya que los esquejes de plantas en floración son más difíciles de enraizar, aunque no imposible. El proceso a seguir es el mismo que con los esquejes de madera blanda.

Esquejes semileñosos.

Estos esquejes se pueden cortar entre el final del verano hasta mitad del otoño. Elegiremos tallos de ese mismo año, pero ya tendrán cierto grado de lignificación.

En estos tallos, y con el fin de descubrir el cambium, podemos quitar un poco de corteza alrededor de los nudos para facilitar el enraizamiento. Estos esquejes que van cara al invierno necesitarán que los ubiquemos en un habitáculo que los proteja de las bajas temperaturas y mantengan la humedad relativa constante. Una vez llegue la siguiente primavera los podremos ir ubicando en el exterior.

Esquejes leñosos.

Elegiremos, como siempre, tallos vigorosos del crecimiento vegetativo del año en curso. Los recogeremos a finales del otoño y hasta mediados del invierno (esto siempre irá en función de la latitud en la que nos encontremos; cuanto más al norte antes los cortaremos). Cortaremos entre la unión del crecimiento de este año y del año anterior y retiraremos un trozo de corteza alrededor de los nudos.

De entre todas las formas de esquejar que hemos visto, solo la de esqueje de madera blanda y de madera verde estarán en condiciones de florecer a la siguiente primavera. Los de esquejes semileñosos y leñosos, a no ser que los tengamos durante el invierno en un ambiente forzado con luz artificial y control de la temperatura y humedad, la siguiente primavera la usarán en crecimiento vegetativo sin floración.

Os enseño un esqueje sacado a finales de la primavera del 2019 de una hortensia macrophilla de la variedad ami Pasquier. A finales de marzo de 2020 y en pleno confinamiento por el COVID-19 muestra así sus botones florales.

Esquejes de brotes de hoja III
Esquejes de brotes de hoja III
Esquejes de brotes de hoja II
Esquejes de brotes de hoja II
Esquejes de brotes de hoja
Esquejes de brotes de hoja

Esquejes de brotes de hoja.

Los tomaremos de tallos semimaduros del crecimiento de ese año con hojas sanas y brotes bien desarrollados y aprovecharemos los meses de final del verano y principios del otoño. Cortaremos por encima de la hoja y dejaremos 3-4 cm por debajo de tallo. Haremos unas incisiones en el tallo para dejar al descubierto el cambium, aplicaremos hormonas de enraizamiento y plantaremos.

Esqueje de brotes de hojas
Esqueje de brotes de hojas
Esqueje de brotes de hojas II
Esqueje de brotes de hojas II
Preparación para esqueje de hojas
Preparación para esqueje de hojas
Visión de esqueje de brotes de hojas
Visión de esqueje de brotes de hojas
Plantación de esqueje de brotes de hojas
Plantación de esqueje de brotes de hojas

Reproducción por acodo

Es un método de reproducción asexual consistente en estimular a un tallo para que emita raíces antes de separarlo de la planta madre. La mejor época para el acodo es la primavera. La ramita enraizada se sacará en otoño o en la primavera siguiente, antes de que se inicie el nuevo crecimiento. En climas cálidos, por ejemplo, de tipo Mediterráneo, también se pueden hacer acodos al inicio del otoño y separar el acodo en la primavera siguiente. No se debe hacer en pleno verano ni en invierno, al ser periodos de inactividad. Lo más importante para tener éxito con los acodos, al igual que con los esquejes, es hacerlos con la planta en plena actividad, cuando circula savia.

Dibujo de distintos tipos de reproducción por acodo
Dibujo de distintos tipos de reproducción por acodo
Dibujo de distintos tipos de reproducción por acodo II
Dibujo de distintos tipos de reproducción por acodo II

Acodo simple.

Muy usado en plantas cuyos tallos pueden llegar a nivel del suelo como en el jazminero. Un año antes suprimiremos la dominancia apical de una rama baja de nuestra planta madre para estimular la brotación de tallos vigorosos. Un mes antes abonaremos con una solución pobre en nitrógeno y rica en fósforo y potasio para forzar a la planta a mandar reservas a la zona del meristemo secundario (cambium). Realizaremos la operación a primeros de primavera o primeros de otoño dependiendo de la latitud en la que estemos. Elegiremos un tallo vigoroso y flexible y suprimiremos las hojas del tallo excepto las del ápice, quitaremos un trozo de corteza en la zona del tallo que pondremos bajo tierra, aplicaremos hormonas de enraizamiento y enterraremos en un sustrato que puede ser 75% turba rubia o fibra de coco y 25% perlita.

Dibujo representación de un acodo simple
Dibujo representación de un acodo simple
Dibujo representación de un acodo simple II
Dibujo representación de un acodo simple II
Dibujo representación de un acodo simple III
Dibujo representación de un acodo simple III

Mantendremos el sustrato húmedo. Una vez enraizada cortaremos el tallo por debajo de las raíces y trasplantaremos. Si lo hemos hecho en primavera lo tendremos enraizado en otoño; según la latitud en la que nos encontremos podremos sacarla ahora o si el invierno es muy crudo lo dejaremos para la primavera siguiente.

Una variante del acodo simple es el acodo múltiple que consiste en elegir una rama larga y enterrar varios trozos del tallo. Es muy usado en plantas trepadoras. Es importante que cada porción de tallo tenga una hoja y una yema, así podrá crecer y producir savia nutritiva por las hojas.

Dibujo representación de un acodo múltiple
Dibujo representación de un acodo múltiple

Acodo aéreo.

Esta técnica es muy útil para plantas cuyas ramas no alcanzan el nivel del suelo. Un mes antes del inicio de la primavera regaremos la planta con una solución baja en nitrógeno y alta en fósforo y potasio; a finales del invierno elegiremos un tallo vigoroso y en buen estado de madera de un año; eliminaremos los tallos secundarios y las hojas dejando solo las del ápice.

Preparación para un acodo aéreo
Preparación para un acodo aéreo

A 15-20 cm del ápice de la rama realizaremos un corte en anillo en la zona que cubriremos para dejar al descubierto el cambium.

Visión de cerca para un acodo aéreo
Visión de cerca para un acodo aéreo

Rodearemos la zona descortezada con musgo sphagno humedecido y cubriremos con un plástico negro u otro material que no deje pasar la luz, sellando la zona superior con un trozo de cuerda o cinta aislante y dejando una salida en la zona inferior para que drene el agua. Regaremos pinchando el plástico con una jeringuilla.

Acodo aéreo ya preparado
Humedeciendo un acodo aéreo
Humedeciendo un acodo aéreo

Mantendremos el musgo húmedo permanentemente, pero sin encharcarlo. Pasados los dos primeros meses, se va destapando el papel cada 15 días para mirar cómo va el enraizamiento. Tendremos que esperar hasta observar una buena cantidad de raíces blancas a través del plástico. En cuanto las raíces rodeen al plástico por dentro, es el momento de separar el acodo de la planta madre con un corte limpio justo por debajo de las raíces. El tiempo de separación del acodo varía según la especie y las condiciones.

Se retira con cuidado el plástico sin que se desmorone el cepellón de musgo y raíces y se planta en una maceta. Se ubica en un lugar fresco, húmedo, con luz, pero sin sol; se riega y se espera a que brote. Ya tenemos una nueva planta.

La Etiolación es un proceso natural que ocurre en las plantas por la ausencia prolongada de luz en una zona específica o en la planta completa. Este fenómeno se basa en la pérdida parcial o total de los pigmentos clorofílicos en los tejidos de los tallos transformándolos en tejidos blanquecinos muy similares al de las raíces. Es muy útil para lograr la reproducción asexual por acodos aéreos de muchas plantas debido a que la desaparición de los pigmentos clorofílicos en pequeñas regiones del tallo, incentivan a la formación de nuevos retoños o raíces adventicias. La etiolación de tallos de algunos árboles o arbustos (jóvenes) facilita el esquejado porque la aplicación de hormonas de enraizamiento en dichos tallos etiolados, actúan con mayor rapidez.

Acodo en punta
Acodo en punta

Acodo de punta.

Es muy usado en arbustos del género Rubus (grosella, mora, zarzamora y frambuesa). Estas plantas son bianuales y no fructifican el primer año sin no que los tallos tienen un crecimiento vegetativo desmesurado hasta llegar al suelo, momento en el que se arquean. Previamente habremos suprimido la dominancia apical para favorecer las brotaciones laterales. Enterraremos la punta del tallo en 5-10 cm de sustrato de enraizamiento. Después de uno a dos meses tendremos el tallo enraizado, momento en el que cortaremos el tallo por debajo de la raíz y trasplantaremos a una nueva maceta.

Acodo de amontonamiento.

En periodo de reposo invernal podamos la planta. En primavera cuando salgan los nuevos brotes los cubrimos de tierra para favorecer el enraizamiento.

Dibujo de acodos en amontonamiento
Dibujo de acodos en amontonamiento

REPRODUCCIÓN POR RIZOMAS, TURBÉRCULOS Y BULBOS.

Reproducción por Rizomas.

Denominamos rizoma a un tallo que crece por debajo de la tierra y en horizontal. Cada nudo es capaz de emitir un nuevo tallo y raíces. Son capaces de almacenar nutrientes, por lo que, funcionan como órganos de reserva para la planta cuando esta se enfrenta a condiciones extremas. Crecen de manera indefinida.

Reproducción por rizomas
Reproducción por rizomas
Representación de una reproducción por rizomas
Representación de una reproducción por rizomas
Visión de una planta con reproducción por rizomas
Visión de una planta con reproducción por rizomas

En los rizomas la propagación se hace cortando o dividiendo el rizoma en secciones, cada una de las cuales tiene capacidad para producir un nuevo brote. Como el rizoma tiene almacenadas grandes cantidades de nutrientes y produce con facilidad raíces adventicias, las nuevas plantas se producen con escasa dificultad. Cada porción trasplantada deber tener como mínimo una yema. Al trasplantar se deben reducir las hojas.

Los rizomas se dividen al final de la estación de crecimiento o justamente antes de que se inicie, o sea al final del verano, en el otoño o al principio de la primavera.

Imagen de plantas reproducidas por tubérculos
Imagen de plantas reproducidas por tubérculos

Reproducción por Tubérculos.

Definimos tubérculo como un engrosamiento de la raíz debido al almacenamiento de sustancias de reserva durante el verano. Las reproduciremos al inicio de la primavera cortado en secciones tubérculos sanos y asegurándonos que cada sección contiene al menos un brote.

Dibujo de reproducción de plantas
Dibujo de reproducción de plantas

Reproducción por Bulbos.

Los bulbos son un engrosamiento del tallo. Se pueden multiplicar mediante el troceado o mediante la división de los hijuelos.

Distintas parte de un bulbo
Distintas parte de un bulbo
Bulbo en la parte superior
Bulbo en la parte superior