Plantas de interior
La problemática del manejo de las plantas de interior radica en que el ambiente que creamos en nuestros hogares, el más confortable posible para nosotros y los nuestros, no significa que sea el más adecuado para nuestras plantas.
Los principales problemas vienen determinados por:
1. Falta de luz. Nuestras plantas de interior necesitan de la luz del sol para realizar la fotosíntesis, aunque unas más que otras; un claro síntoma de falta de luz es la clorosis y posterior caída de las hojas. Otro síntoma que manifiestan si no tienen la luz suficiente es el alargamiento de sus tallos en un intento de alcanzarla, produciéndose el fenómeno conocido como ahilamiento (tallos largos y débiles). Deberemos colocarlas en aquellos lugares de nuestra casa en la que, sin que incida directamente sobre ellas, tengan acceso a la suficiente luz.
2. Necesidades de agua. Nuestras plantas de interior, al no estar sometidas a los efectos del viento y a los efectos de la radiación solar directa, no van a tener la misma tasa de transpiración y por lo tanto de consumo de agua con lo cual corremos el riesgo de regar en exceso y pudrir la raíz. Deberemos calcular la dotación de riego como ya hemos visto, pero deberemos de tener en cuenta que la frecuencia de riego será mucho menor que la de una planta similar cultivada en el exterior. Emplearemos macetas de cerámica en vez de termoplástico, ya que las primeras tienen una mayor porosidad y por lo tanto una mayor evaporación de agua; los sustratos de cultivo tendrán un buen drenaje.
3. Humedad ambiental. La mayoría de las plantas de interior proceden de zonas tropicales y subtropicales en las que la humedad relativa es muy alta. En nuestra latitud geográfica es difícil conseguir esta humedad ambiental para nuestras plantas por lo que deberemos actuar de dos maneras:
• Aplicar pulverizaciones foliares.
• Poner la maceta encima de un plato o recipiente relleno de grava para que el drenaje no toque la maceta, pero al evaporarse lentamente forme un microclima un poco más húmedo que el del resto de la habitación.
4. Temperatura. Nuestras plantas de interior, aunque pueden soportar temperaturas entre los 10 y los 30ºC, se encuentran cómodas en un intervalo de temperatura que puede oscilar de los 15-25ºC; lo que debemos de evitar son los cambios bruscos de temperatura originados por corrientes de aire, aires acondicionados y calefacciones.
5. Cambio de maceta. Cuando nuestra maceta no pueda contener a nuestra planta deberemos cambiarla a otra mayor y aprovechar para cambiar la mayor parte de sustrato posible. Aprovecharemos los periodos menos activos para realizar el cambio ya que este supone un grave estrés para la planta.
6. Nutrición. Seguiremos nutriendo cada vez que aportemos agua con una solución completa y balanceada que aporte a nuestras plantas macronutrientes primarios, macronutrientes secundarios y micronutrientes, siguiendo con nuestros controles de conductividad eléctrica y pH de nuestra disolución de fertirrigación y del drenaje.
Orquídea
Para mí es la reina de las plantas de interior y os voy a demostrar que no es difícil mantenerlas en perfectas condiciones durante muchos años.
Las orquídeas son plantas herbáceas perennes de la familia de las orquidáceas que proceden de la zona intertropical de la tierra. Pueden ser terrestres o epífitas, y ocasionalmente trepadoras. Epífita o epifita se refiere a cualquier planta que crece sobre otro vegetal u objeto usándolo solamente como soporte, pero que no lo parasita nutricionalmente. Es solo una parasitosis mecánica, y el árbol u objeto que hace de soporte es un hospedador de la parasitosis mecánica. Con respecto a las orquídeas epífitas, se dice que pueden llegar a ser eternas.
Nosotros vamos a fijarnos en las orquídeas pertenecientes al género Phalaenopsis, más conocida como orquídea mariposa. Procede del sureste asiático y es una variedad epífita; vive en semisombra en las partes altas de los árboles alimentándose del agua de lluvia y de la materia orgánica que se deposita en sus huéspedes. Sus flores son blancas, rosadas o magentas, pero últimamente se están consiguiendo otras coloraciones mediante hibridaciones. Sus hojas son alargadas, de un verde intenso y con el nervio central muy marcado.
En cuanto a su cultivo en nuestras casas, debemos de tener en cuenta que es una planta que realiza la fotosíntesis tanto en las hojas como en la raíz. De ahí el porqué de ubicarlas en una maceta trasparente.
El sustrato es especial; no podemos tapar sus raíces con los típicos sustratos que usamos con nuestras otras plantas de interior o la asfixiaríamos. Un buen sustrato podría ser una combinación de:
- Una capa en el fondo de grava de rambla.
- Una capa intermedia de mezcla de musgo sphagno y perlita.
- Una capa fina de carbón vegetal.
- Una capa superficial de corteza de pino.
La capa de grava dará estabilidad a la maceta ya que las varas florales de las orquídeas dan a la planta una altura de 60-70 cm. La capa de musgo y perlita hará de retén de humedad y nutrientes. La capa de carbón hará de filtro de agua y como bactericida-fungicida. Por último, la capa de corteza de pino actúa como aislante térmico. El carbón es carbón vegetal del que usamos en nuestras barbacoas, pero debemos de tomar la precaución de lavarlo varias veces hasta que el agua salga limpia. Lo podemos hacer con un escurridor de pasta de los que tenemos en todas las cocinas.
La floración se produce a finales del invierno o principios de la primavera y consta de una vara floral (o dos) con yemas de las que saldrán las inflorescencias.
Esta vara floral la deberemos entutorar para evitar que se doble con el peso de las flores. Debemos de tener en cuenta que si no existe una diferencia de 5-7 grados entre la temperatura diurna y nocturna (lo que conocemos como oscilación térmica día/noche) la planta no florecerá; esto podemos forzarlo con algún tipo de luz artificial durante el día o cambiando a la planta a un sitio más frío durante la noche.
Son plantas que necesitan luz, pero no deberemos exponerlas directamente al sol o se quemarían. Necesitan habitaciones bien ventiladas, pero no es bueno para ellas (como para la mayoría de plantas de interior) las corrientes de aire. Soportan temperaturas comprendidas entre los 15 y los 30ºC, pero están más cómodas entre 20-25ºC.
Requieren una humedad relativa de entre el 50 y el 60%. En épocas en las que esta caiga por debajo del valor mínimo (en invierno con las calefacciones y en verano con los aires acondicionados) pondremos un plato con una capa de grava de rambla debajo de la maceta para recoger el agua de drenaje la cual, al evaporarse, ayudará a aumentar la humedad relativa entorno a la maceta. Este plato debe tener siempre una película de agua. Este sistema es mejor que pulverizar agua sobre ellas, ya que se pueden dañar las flores.
Se riegan como todas las plantas, pero el cuándo regarlas te lo indicará el color de la raíz:
• Si están verdes significa que aún tienen humedad suficiente y aguantan sin regar.
• Si se ponen blanquecinas será el momento de regarlas.
• Si la raíz se torna de color marrón, la planta nos estará diciendo que la estamos regando en exceso.
Aplicaremos agua por arriba con su respectiva solución nutritiva equilibrada. De vez en cuando la podremos regar por inmersión, sumergiendo la maceta en la solución de fertirrigación sin mojar la parte aérea.
En muchos blogs nos dicen que el agua del grifo la daña; usando una solución balanceada en iones como hemos visto anteriormente y drenando bien no tendremos problemas, a no ser que usemos un agua con una conductividad eléctrica excesiva.
Llegados al verano las flores se marchitarán y es el momento de tomar la decisión de, si forzar una segunda floración (más reducida que la primera), o por el contrario cortar las varas florales desde la base:
- En plantas jóvenes, de primera o segunda floración (2-3 años de edad), lo más indicado es primar el crecimiento vegetativo de la planta por encima de una segunda floración; por ello cortaremos las varas florales al final de la floración de primavera por la base, sin dejar ningún nudo o yema por encima. Con esto conseguimos quitarle a la planta un gasto importantísimo de nutrientes y foto asimilados (los órganos reproductivos de las plantas son los que acaparan la mayor parte de la energía, nutrientes y sustancias de reserva; por eso los denominamos “sumideros”), potenciando el crecimiento vegetativo de la planta y garantizando una buena floración la siguiente primavera. Una vez cortada la vara seguiremos regando con nuestra solución de fertirrigación como antes hacíamos.
- Por el contrario, en plantas de más de 3 o 4 floraciones, con un sistema radicular y una parte aérea bien desarrollados, se puede cortar la vara floral por encima de una yema en buen estado y forzar una segunda floración (más reducida).
Finalizada la segunda floración, entonces si cortaremos las varas por la base. En ambos casos y durante todo el ciclo de cultivo iremos eliminando las hojas basales que se marchiten, cortándolas por la base.
Es muy importante realizar un cambio de sustrato cada año y de paso aprovecharemos para cambiar a una maceta de mayor tamaño en el caso de que hiciera falta. El cambio debemos de realizarlo una vez terminada la floración y en periodo de reposo invernal de la planta; finales de otoño primeros de invierno.
Las orquídeas se pueden reproducir de distintas maneras:
1. Reproducción por keikis. Un keiki es el nacimiento espontáneo de una nueva plántula a partir de un nudo de una vara floral. Es una reproducción asexual.
Aunque como hemos dicho, se da de forma espontánea, podemos ayudar a inducirlo en cierta media: dos o tres semanas antes del inicio del proceso regaremos nuestra planta con una solución pobre en nitrógeno y rica en fósforo y potasio. Una vez cortada la vara floral por encima de un nudo, quitamos un poco de corteza alrededor de este para dejar el cambium al descubierto y aplicamos hormonas. Podemos ayudarle quitando un poco de luz en la zona del nudo. Ubicaremos la planta durante unas pocas semanas en un lugar fresco para posteriormente pasarla a un clima entre 20-25ºC. Una vez suficientemente desarrollada la nueva plántula, se corta y se trasplanta a un sustrato de orquídeas.
2. Reproducción a partir de esquejes de la vara floral. También es una forma de reproducir asexualmente nuestras orquídeas. Como hacíamos con los keikis, dos o tres semanas antes del inicio del proceso regaremos nuestra planta con una solución pobre en nitrógeno y rica en fósforo y potasio.
Una vez cortada la vara floral en su totalidad después de la floración, cortamos esta en tantos trozos como nudos con yema viable tenga (5-7 cm). Metemos los nudos en agua con una solución nutritiva muy diluida pobre en nitrógeno (nada de nitrógeno amoniacal) y rica en fósforo y potasio y la dejamos unos minutos que se hidrate.
Una vez hidratada quitamos un poco de corteza cerca del nudo, untamos en hormonas de enraizamiento y las cubrimos parcialmente y en posición horizontal con un sustrato de enraizamiento (fibra de coco, turba con arena, etc.). Ubicaremos el recipiente con los esquejes en un lugar fresco y oscuro y evitaremos la evaporación excesiva cubriendo el recipiente con film transparente. Pulverizaremos con agua cuando veamos que lo necesita.
Una vez pasado unas pocas semanas llevaremos el recipiente a un sitio con temperaturas entre 20 y 25ºC. Una vez haya emitidas las raíces la trasplantaremos a un sustrato de orquídeas. Emitirá flores en unos dos años.
Por cualquiera de las dos formas de reproducción que hemos visto no tendremos floración, si todo va bien, antes de dos años.
Violeta Africana
Plantas herbáceas perennes de la familia de las gesneriaceae originaria de la zona tropical del sureste africano (Tanzania y Kenia). Es una planta que tiende más a crecer en horizontal que en vertical, creando una estructura de 5-15 cm de alta y 10-30 cm de ancha. Las hojas son redondas u ovaladas, carnosas y ligeramente vellosas. Las flores son aterciopeladas y con 5 lóbulos y aparecen en racimos de 4 a 12 sobre un delgado tallo.
En cuanto al color, este puede ser azul, blanco, rosa claro, rosa intenso y morado oscuro. La floración se produce durante todo el año tras la cual se podan los tallos florales.
Un sustrato ideal sería 70% turba rubia y 30 % humus de lombriz. No es necesario trasplantarla ya que no es exigente en cuanto al volumen de sustrato; hazlo cada 2-3 años y con el fin de renovar el sustrato.
Es muy sensible a botritis con lo que deberemos ser muy cuidadosos con el riego: debemos regarla por abajo sumergiéndola en un plato con agua durante 20 minutos hasta que el agua ascienda por capilaridad. Si la regamos por arriba corremos el riesgo de dañar la parte aérea. Es exigente en abonado.
La emplazaremos en un lugar luminoso pero protegida de la luz directa del sol y de las corrientes de aire. Necesita de temperaturas comprendidas entre 15 y 25ºC. Requiere de una humedad ambiental alta (50-60%) para lo cual colocaremos un plato con grava debajo de la maceta: NUNCA PULVERIZAREMOS AGUA SOBRE ELLA.
Retira las hojas muertas y las inflorescencias marchitas para evitar enfermedades fúngicas.
Se multiplica por división de la planta o por esqueje de hoja; corta una hoja con su peciolo en otoño y pon la en un sustrato propicio para el enraizamiento o en un vaso con agua.
Anthurium
El Anthurium es una planta herbácea perenne perteneciente a la familia de las aráceas y a un género con más de 500 especies. De estas, destaca el anthurium scherzerianum, fundamentalmente dedicado a su cultivo como planta en maceta y muy usado como flor cortada.
Es originaria de las zonas tropicales de Colombia, Ecuador y América Central. Es conocida vulgarmente como flor del amor o anturio. La flor de anthurium se ha convertido en el emblema de Hawái, una de las principales áreas de producción junto con Ecuador y Colombia. En Europa, el país mayor productor es Holanda.
Está dentro del grupo considerado como planta purificadora, capaz de depurar el aire de donde se encuentra de sustancias nocivas.
Posee un sistema radicular superficial. El tronco se va haciendo leñoso conforme pasan los años. Las hojas crecen de forma alterna y pueden tener forma oval, de flecha o incluso de corazón. Se deben limpiar con un paño húmedo cuando veamos que se ha depositado polvo sobre ellas.
Lo que conocemos como flor no es más que una espata, es decir, una hoja modificada; sobre la base de esta espata aparece la verdadera flor, llamada espádice. Son muy duraderas y cuando están preparadas para ser fecundada aparece un brillo en su superficie que haría que se pudieran confundir con plantas artificiales. Sus principales tonalidades son el rojo, el blanco y el rosado, pero últimamente se están consiguiendo nuevos colores como el verde-manzana o el chocolate. La floración se produce de primavera a verano y en las zonas tropicales durante el todo el año. Debido a su peso a menudo necesitarán de un entutorado.
Necesita de un sustrato 50% turba rubia, 25% arena y 25% humus de lombriz. Cada uno o dos años debería cambiarse de maceta y renovar el sustrato, siempre a finales del invierno. Necesita de iluminación indirecta por lo que deberá estar cerca de una ventana, pero sin que reciba la luz directa del sol.
Soporta un rango de temperaturas entre 15 y 30ºC, pero se encuentra más cómodo entre 20-25ºC. No le sientan bien las corrientes de aire y no soporta las bajas temperaturas. Es exigente en cuanto a necesidades de agua y de abono.
El principal problema de su manejo es que necesita una humedad relativa muy alta para que tenga un largo periodo de floración, pero esto no se soluciona regando en exceso ya que no soporta el encharcamiento radicular. Para paliar esto en la medida de lo posible pulverizaremos agua sobre la planta (si puede ser mineral o incluso destilada, mejor que la del grifo) y dispondremos de bajo de la maceta, como ya hemos vito antes, un plato con grava que recoja el agua de drenaje la cual al evaporarse ayudará a elevar la humedad relativa al ambiente inmediatamente próximo a la planta.
No requiere poda, simplemente se cortan las hojas y flores marchitas desde la base. Utiliza tijeras bien afiladas y desinfectadas, con corte preciso, en diagonal y sin arrancar para evitar lastimar a la planta.
La forma más utilizada de propagación es asexual, por esquejes o hijuelos. Cuando veamos que salen tallos del sustrato o se noten raíces aéreas, será el momento de separar las plántulas nuevas de la planta madre y plantarlas en una maceta aparte. Se hace a la salida de invierno y podemos aprovechar para ello los años en los que le cambiemos el sustrato y/o la maceta.
Monstera Deliciosa (Costilla de Adán)
Son plantas trepadoras de hoja perenne que en estado natural pueden crecer hasta 20 m apoyadas en árboles. Su área de distribución comprende las selvas tropicales desde México hasta el norte de Argentina.
Pertenece a la familia de las aráceas y las más representativas de su género son la monstera deliciosa y la monstera adansonii. Se diferencian en la altura de la planta (más alta en deliciosa), en el tamaño de las hojas (más pequeña en adansonii) y en la forma de los agujeros del limbo, más redondeados estos en adansonii.
Las hojas son alternas, de color verde intenso, muy grandes y con agujeros en el limbo, de ahí su nombre de costilla de Adán. Se piensa que es una adaptación a zonas con fuertes vientos. En estado natural algunas especies producen un fruto comestible en forma de baya blanca. Es una planta tóxica por lo que deberemos tener cuidado con mascotas y niños.
Es una especie resistente que se adapta bien a vivir tanto en exterior (semisombra) como en interior, aunque en este segundo caso hay que ubicarla en un lugar luminoso. No debe darle la luz del sol directamente o podría causarle quemaduras.
Soporta temperaturas entre 15 y 30 º C, aunque, como todas las tropicales, esta cómoda entre 20 y 25ºC; por debajo de 15 º se ralentiza su crecimiento y por debajo de 10º se paraliza. No tolera las heladas.
El sustrato, el que ya conocemos: 50% turba rubia, 25% arena y 25% humus de lombriz. Al igual que las tropicales, necesita agua, pero con un buen drenaje. Abonado equilibrado durante todo el año.
Es recomendable aplicarle agua por arriba como si fuera una lluvia; si tenemos jardín lo haremos fuera con la manguera y si no la podemos meter en la ducha o en la bañera.
La cambiaremos de sustrato cada dos años, ampliando la maceta proporcionalmente. Lo haremos a la salida del invierno y aprovecharemos para podar las raíces en mal estado. Podemos optar por entutorarla, para lo cual guiaremos las raíces aéreas hacia el tutor para que se agarren a él, o si no queremos entutorarla las guiaremos hacia el sustrato para que penetren en él.
Se reproduce asexualmente por esquejes; cuando veamos raíces aéreas en un tallo, lo cortaremos 3-4 cm por abajo y lo introduciremos en un recipiente con agua que renovaremos semanalmente.
Cuando aparezcan raicillas blancas debajo de las aéreas es el momento de pasarlas a su maceta.
Calatheas
Planta herbácea perenne de la familia de las marantaceae procedente de Brasil y Perú. Su sistema radicular es rizomatoso y (luego veremos cómo reproducirla) alcanza una altura (en maceta) de 50-60 cm. Las hojas tienen un extraordinario colorido con alternancia de verdes, amarillos, blancos y platas en el haz y rosas y púrpuras en el envés.
Existen muchas variedades de calathea:
• Puede estar tanto en interior como en exterior.
• Sustrato ligeramente ácido y con buen drenaje: 75% turba rubia y 25% humus de lombriz. Durante los tres primeros años de vida se cambiará el sustrato cada año a finales del invierno. A partir del tercer año se cambiará el sustrato cada dos años.
• Exigente con el agua y el abonado, pero no soporta el encharcamiento.
• En exterior la ubicaremos en semisombra. Dentro de la casa le buscaremos un lugar bien iluminado, pero sin incidencia directa del sol.
• Requiere de humedad relativa alta. La ubicaremos sobre un plato con grava.
• Rango de temperaturas entre 15 y 30ºC, pero se siente más cómoda entre 20-25ºC
• No le convienen las corrientes de aire frío.
• Se deben limpiar las hojas del polvo con un paño húmedo.
• No mojar las hojas con el riego.
No necesitan poda, simplemente quitar las hojas marchitas cortándolas por su base con un utensilio muy afilado y desinfectado.
Se reproduce mediante la división del rizoma al final del invierno.
Poto (Photo)
Otra planta herbácea perenne de la familia de las areáceas. De porte trepador, puede llegar a los 20 metros de altura en estado natural. Utiliza las raíces aéreas para trepar.
Las hojas son alternas con forma de corazón y pueden ser de color verde, amarillo, blancas y variegadas.
Es una de las plantas eficaces en la lucha contra la contaminación ambiental en interiores, eliminando formaldehído, xileno y benceno.
Podemos entutorarlo para que crezca de abajo a arriba o como planta colgante; de la primera manera las hojas serán de mayor tamaño.
Es una planta bastante resistente. Necesita un sustrato que puede ser simplemente turba rubia al 70% y humus de lombriz al 30%. No es muy exigente en cuanto a riegos y abonado; en esta planta es mejor pecar por defecto que por exceso. Crece bien en un rango de temperaturas de 10-30ºC, aunque lo ideal es 15-25ºC. Por debajo de 8ºC detiene su crecimiento vegetativo.
Uno de los aspectos más importantes para mantener sano al poto es la iluminación; al ser una planta con muchas hojas necesita de espacios con mucha iluminación indirecta. Cuando veamos que el color de las hojas de nuestro poto se vuelve de un color verde uniforme (pierde el variegado amarillo) nos estará diciendo que el falta luz. La falta de luz propicia tallos largos y débiles.
El segundo aspecto a tener muy en cuenta es la humedad ambiental; al tener gran superficie foliar requiere de mucha humedad ambiental para no transpirar en exceso y tener un crecimiento proporcionado. Para mantener una buena humedad ambiental, principalmente en verano e invierno, le pulverizaremos agua y pondremos un plato con grava debajo de nuestra maceta.
Aunque podréis leer que es una planta poco exigente en abonado eso no quiere decir que no responda con un crecimiento exuberante al aporte de una solución nutritiva debidamente balanceada con macronutrientes primarios y secundarios y micronutrientes.
En cuanto al manejo de la poda, simplemente se reducirá a eliminar partes de la planta viejas o en mal estado.
Para reproducir un poto cortaremos los tallos por debajo de un nudo (si el poto tiene crecimiento hacia arriba, por arriba del nudo si es un poto colgante) y limpiaremos las hojas del tallo dejando solo las dos o tres del extremo distal. Ponemos el tallo en un vaso con agua y una solución rica en fósforo y potasio (la cual renovaremos semanalmente) y cuando aparezcan las raicillas blancas lo llevamos al sustrato. Si queremos un poto frondoso, que no largo, cortaremos los tallos a una determinada longitud y los plantaremos en la misma maceta con el fin de conseguir un crecimiento en volumen. Si los dejáramos crecer mucho tendríamos unos tallos muy largos, delgados y con mucho espacio entre hojas.
Tronco de Brasil (Dracena)
Arbusto tropical perenne perteneciente a la familia de las asparagáceas, de nombre científico dracena fragans y originario de África oriental (Tanzania y Zambia). Planta de crecimiento lento y vertical, en la naturaleza puede alcanzar más de 5 m de altura. Hojas grandes y colgantes de color verde y amarillo en la zona nervial; según va creciendo, pierde las hojas inferiores dejando desnudo un tallo robusto muy decorativo. Pueden producir un tallo con numerosas flores con forma de estrella y de color crema en los meses de verano
Es otra de las plantas eficaces en la lucha contra la contaminación ambiental en interiores, eliminando formaldehído, xileno y benceno.
Necesita de un sustrato 50% turba rubia, 25% arena y 25% humus de lombriz. Cada dos o tres años deberíamos renovar el sustrato, siempre a finales del invierno. Viven mejor en macetas pequeñas que grandes.
Necesita de iluminación indirecta por lo que deberá estar cerca de una ventana, pero sin que reciba la luz directa del sol. Soporta un rango de temperaturas entre 15 y 30ºC, pero se encuentra más cómodo entre 22-26ºC. Por debajo de 14º detiene su crecimiento vegetativo y las hojas se caen. No le sientan bien las corrientes de aire.
Debemos de tener de cuidado con los riegos ya que al ser una planta que procede del tronco de un árbol (o arbusto) no llega a desarrollar un sistema radicular extenso; más vale pecar por defecto que por exceso. Necesita de una solución nutritiva completa y balanceada.
Necesita una humedad relativa alta, pero esto no se soluciona regando en exceso, como hemos visto antes. Para paliar esto en la medida de lo posible pulverizaremos agua sobre la planta (si puede ser mineral o incluso destilada, mejor que la del grifo) y dispondremos de bajo de la maceta, como ya hemos visto antes, un plato con grava que recoja el agua de drenaje la cual al evaporarse ayudará a elevar la humedad relativa al ambiente inmediatamente próximo a la planta.
No requiere poda, simplemente se cortan las hojas marchitas desde la base. Utiliza tijeras bien afiladas y desinfectadas, con corte preciso, en diagonal y sin arrancar para evitar lastimar a la planta. Si por crecimiento excesivo nos viéramos obligados a frenar a nuestra planta, entre marzo y abril cortaríamos por encima del tercer nudo de la zona verde del tronco. Si cortamos por la zona marrón difícilmente brotaría de nuevo.
La forma más utilizada de propagación es asexual, por siembra de un trozo de tronco verde o del brote terminal y se hace en primavera.
Deberemos estar pendientes a las señales que nos mande la planta para saber cómo anda de salud:
- Si aparecen manchas marrones en las hojas o en la parte verde del tronco posiblemente se deba a bajas temperaturas.
- Si se produce caída de hojas
- Si estas presentan los bordes amarillos y las puntas marrones, se debe a una falta de riego.
- Si se caen las hojas basales estando aparentemente sanas, es debido a un cambio brusco de temperatura; puede ser debido a un cambio de lugar, corriente de aire, etc.
- Hojas amarillas y lacias: exceso de riego. Debemos esperar a que se seque la superficie del sustrato para regar.
- Las hojas se quedan pequeñas y deformadas: falta de abono. Recordemos que hay que abonar cada vez que aportemos agua (norma básica de la fertirrigación).
- Hojas con puntas secas: puede ser por varios motivos: baja humedad ambiental, exceso de calor, falta de agua o exceso de sales en el sustrato. Si es por baja humedad ambiental poner un plato con grava debajo como ya hemos visto antes; si es por exceso de calor cambiarla a una zona más fresca; si falta agua regaremos con más frecuencia y si es por sales lavaremos el sustrato, mejor por la noche, aportando el doble de agua de la capacidad de la maceta, es decir, si nuestra maceta tiene un volumen de 5 litros, aplicaremos un riego de 10 litros de agua sola.
- Pudrición de los tallos: como hemos visto antes puede ser debido a bajas temperaturas, pero también se puede dar por exceso de riego. En este caso cortaremos la parte podrida y plantaremos la parte sana en un sustrato muy poroso previa impregnación de hormonas de enraizamiento.
- Hojas de color verde pálido significa falta de luz y/o abono. Hay que llevarla a una habitación más luminosa y abonarla regularmente.
- Quemaduras marrones en las hojas: ha estado expuesta al sol directamente. Hay que alejarla del sol y de las ventanas.
Kentia (Howea)
Es de las palmeras más bonitas y una de las más usadas como planta de interior. Es endémica de la isla de Lord Howe, una pequeña isla del océano Pacífico localizada a unos 600 km al este del continente australiano, en el mar de Tasmania. Perteneciente a la familia de las arecaceae, es una palmera de porte arbóreo y hoja perenne caracterizada por un único tallo erecto y anillado y unas hojas muy grandes, pinnadas y con foliolos horizontales, y de un color verde intenso, más oscuro por el haz que por el envés. Las hojas centrales tienen un crecimiento vertical y más colgante las externas. Normalmente tiene de 4 a 5 hojas por tallo, secándose la más vieja cuando aparece otra nueva. Es una planta de crecimiento muy lento no soliendo desarrollar en interior más de una hoja al año. Es muy difícil que florezcan fuera de su hábitat natural. Es una planta que ocupa mucho espacio.
Como sustrato podemos utilizar una mezcla de 50% turba rubia o fibra de coco, 25% perlita y 25% humus de lombriz. Le cambiaremos de sustrato (y la maceta si así lo requiere) cada dos o tres años, pero deberemos de tener cuidado con esta operación: el sistema radicular no abraza al sustrato por lo que si tiramos del tronco corremos el riesgo de romper el cepellón y la raíz. Deberemos de romper la maceta y con mucho cuidado ubicar la planta en su nuevo contenedor. Mejor si podemos realizar la operación completa dentro de la nueva maceta.
Es una planta que prefiere la oscuridad a la luz por lo que no es necesario ubicarla en sitios muy luminosos. Se mantiene bien en un rango de temperaturas comprendido entre 20 y 25ºC, no debiendo bajar de 15 en invierno. No soportan las corrientes de frío las cuales pueden llegar a causar daños irreversibles en las hojas.
Requiere de una humedad relativa alta (50-60%) por lo que en épocas de déficit de humedad (verano e invierno) pulverizaremos agua sobre ella y, por supuesto, colocaremos un plato con grava debajo que recogerá el agua de drenaje. En verano podemos sacarla al jardín a una zona de sombra.
Deberemos mantener el sustrato siempre húmedo, pero con el suficiente drenaje. Es muy sensible a hongos de raíz.
Es exigente en abonado. Aplicaremos una solución de fertirrigación completa y balanceada.
No requiere poda, simplemente cortaremos las hojas viejas por la base teniendo cuidado de no dañar el tronco pues solo hay uno y la planta podría morir.
Se reproduce por semillas.
Palmera de Salón (Chamaedorea)
Perteneciente a la familia de las arecaceae género chamaedorea, comprende un grupo de palmeras de delgados tallos que van desde los 50 cm hasta más de 5 metros de altura. Son originarias de las zonas tropicales y subtropicales del continente americano. La especie más común como planta de interior es la chamaedorea elegans.
Es una planta muy resistente, de porte bajo y de crecimiento muy lento. Las hojas parten de único tallo (si se daña el ápice la planta morirá) y son compuestas y pinnadas (que quiere decir que está compuesta de hojuelas insertas a uno y otro lado del pecíolo y dispuestas en ángulo recto con respecto a un eje central), de hasta 1 m de longitud, formadas por 20 pares de folíolos de 15-20 cm de largo y de 2-2,5 cm de ancho.
Es una especie resistente que se adapta bien a vivir tanto en exterior (semisombra) como en interior, aunque en este segundo caso hay que ubicarla en un lugar luminoso. No debe darle la luz del sol directamente o podría causarle quemaduras. Soporta temperaturas entre 10 y 30 º C, aunque prefiere 17- 25ºC; por debajo de 8-10ºC se ralentiza su crecimiento y por debajo de 5º se paraliza. Resiste 3-4ºC bajo cero siempre que no dure mucho tiempo.
Requiere un sustrato rico en materia orgánica: 70% turba rubia y 30% humus de lombriz. Es exigente en riego, pero requiere un buen drenaje. Abonado equilibrado durante todo el año. Requiere de humedad ambiental sobre todo en verano; un síntoma de falta de humedad ambiental son las puntas de las hojas marchitas y de color marrón.
La cambiaremos de sustrato cada dos o tres años, ampliando la maceta proporcionalmente; tengamos en cuenta que no requiere de macetas excesivamente grandes. Lo haremos a la salida del invierno.
No requiere poda, simplemente eliminaremos las hojas marchitas.
Se reproduce por semillas.
Ficus Benjamina
Árbol de la familia de las maraceae originario del sur y sureste de Asia, y sur y norte de Australia. En condiciones normales alcanza los 15 metros de altura, con ramas pendulares y hojas ovales con punta acuminada (su anchura se reduce gradualmente hasta acabar en punta) que van del verde al variegado pasando por diversos tonos. Cuando fructifica, raramente en interior, produce pequeñas frutas, similares a los higos, que son el alimento favorito de varias aves en Malasia y Tailandia, donde es nativo. Es el árbol oficial de Tailandia.
Requiere de un sustrato más bien acidófilo (5-6) por lo que le vendrá bien una mezcla de 70% turba rubia y 30% humus de lombriz. Deberemos cambiar el sustrato cada dos o tres años aprovechando los meses de febrero-marzo. Aprovecharemos, si no queremos cambiar a una maceta más amplia, a podar las raíces; de este modo disminuiremos su crecimiento vegetativo. Es el mismo principio que el de los bonsáis: buscar un equilibrio entre la parte aérea y el sistema radicular.
No es especialmente exigente en agua y requiere de una solución nutritiva equilibrada de macros y micronutrientes. Primordial no encharcar el sustrato ya que son especies muy sensibles al ataque de hongos vasculares.
La poda se reducirá a acomodar nuestra planta al espacio que le hemos buscado en nuestra casa y/o a mantener la forma que más nos guste; hay quien prefiere formas simétricas y quién prefiere un crecimiento natural. Debe hacerse en el periodo de reposo de la planta (finales de otoño e invierno).
Se reproduce fácilmente por acodos aéreos y esquejes promovidos a principios de primavera.
El Kalanchoe (Blossfeldiana)
Planta herbácea perenne de la familia de las crasulaceae y originarias de Madagascar. A esta familia de plantas se las conoce como crasuláceas, o también llamadas plantas suculentas, grasas o carnosas. No suelen pasar de los 40 cm de altura y se caracterizan por unas hojas de color verde brillante, carnosas, con una baja relación superficie/volumen y un metabolismo que les permite aprovechar el agua al máximo (plantas CAM). Sus hojas son capaces de almacenar agua. Los tallos son igualmente carnosos y en el ápice se producen las inflorescencias; estas se agrupan en forma de racimo y su tonalidad puede ser de color rojo, púrpura, anaranjado, amarillo o blanco.
Florecen desde mediados del invierno a finales de la primavera.
Se puede cultivar en casi cualquier sustrato evitando encharcarlo ya que la raíz es muy sensible a la putrefacción. Se debe cambiar el sustrato cada dos años.
Debemos espaciar mucho los riegos dejando que el sustrato se seque por completo. No es exigente en cuanto al abonado (lo prefiere ácido) pero responden magníficamente a una solución equilibrada de macros y micronutrientes.
Pueden ubicarse a pleno sol, pero agradece una ubicación en la que no le incidan directamente los rayos del sol sobre todo en la época de floración y con el fin de alargar esta el mayor tiempo posible.
Vegetan bien entre 15 y 25 ºC de temperatura. Por debajo de 10º sufren sobremanera. La única poda que requieren es la retirada de las hojas muertas y las flores una vez marchitas.
Se reproducen asexualmente por esquejes de tallo o por división de los hijuelos, los cuales tomaremos en otoño y los plantaremos en una maceta nueva.
El Árbol de Jade
Es otra planta de la familia de las crasuláceas, originaria de Mozambique. Planta de crecimiento arbustivo, perenne, de tallos gruesos y hojas alternas, redondas y carnosas. Esta tiene un característico color verde jade y si se exponen a altos niveles de insolación desarrollan un color rojizo en el borde. Cuando la planta es joven los tallos tienen el mismo color que las hojas; con el paso del tiempo se lignifica y se vuelve de color marrón. Produce una pequeña flor blanca a finales del otoño.
Crece en cualquier sustrato, pero debido a que es una planta que alcanza cierto porte, lo idóneo es una mezcla de sustratos: 50% turba rubia, 25% arena (o perlita) y 25% humus de lombriz. Las macetas de barro son las más indicadas para plantas sensibles al encharcamiento radicular ya que la porosidad de la arcilla hace que se elimine el agua mucho antes que con macetas de plástico.
Deberemos ubicarla en una zona de nuestra casa en la que tenga suficiente iluminación. Yo la tengo en el jardín de casa en la que le da el sol directamente y lo aguanta bien, pero lo aconsejado es un sitio en semisombra. No es exigente en cuanto a las temperaturas y soporta bien las heladas si no son muy persistentes.
Deberemos espaciar mucho los riegos de manera que entre un riego y otro el sustrato esté bastante seco. No es exigente en cuanto al abonado, pero una solución completa y balanceada potencia el color verde-jade de sus hojas.
En cuanto a la poda, quitaremos las partes de la planta envejecidas y las flores cuando estén marchitas y si queremos una forma determinada de nuestra planta precederemos a podar las partes que no encajen en nuestro proyecto.
La trasplantaremos cada dos años, al final del invierno y teniendo cuidado de no dañar el sistema radicular.
Es una planta muy fácil de reproducir; cortaremos un tallo o una hoja y lo dejaremos al aire dos o tres días para que cicatrice en lugar alejado del sol. Una vez seco el corte lo llevaremos a un sustrato de enraizamiento.